En mi caso fue comprar el coche y empezar la pandemia, así que tengo pendiente más de un viaje. Sobre todo tengo ganas de un buen viaje a carretera(s) de curvas, de esas que te lo pasas teta tanto por el escenario como por la carretera en sí. Y de eso va este hilo, de que pongamos info de carreteras que merece la pena hacer un largo viaje sólo por el placer de conducir por ellas. Esas carreteras donde tu montura, y tal vez tu compañía, te dibujen una sonrisa de oreja a oreja que no te va a quitar nadie.
Empiezo yo, con la que sin duda es mi carretra favorita. Si tengo en mente una carretera mítica y sólo una, esa será sin duda la SR-48. Es una carretera alpina en el norte de Italia que une Arabba en el val Cordevole, región de Veneto, y Canazei en el val di Fassa, región de Trentino-Alto Adige. Para unir los valles, la carretera trisca hasta coronar en el Passo Pordoi a 2239 metros de altura. Un fragmento de esta carretera es la foto de mi avatar.
La carretera en cuestión es una sucesión de harpins y curvas lentas que hacen las delicias de cualquier motorista (2 o 4 ruedas). Especialmente la subida desde Arabba tiene un tramo donde las curvas están tan seguidas que el asfalto literalmente se retuerce por los cambios de peralte. Sugiero abordar esta carretera en verano (de lo contrario habrá nieve o directamente estará cerrada), a primera hora de la mañana para evitar que el tráfico turístico nos agüe la fiesta. Si queremos practicar conducción activa, mejor ir solos o con copiloto(a) bien aleccionado(a) sobre lo que aquí nos espera. Imprescindible una parada en el Passo Pordoi para dejar que enfríe el motor y nos baje la adrenalina mientras nos deleitamos con la espectacular visión del Grupo di Sella al norte y la Marmolada al sur. Luego podemos iniciar un descenso, más pausado, hacia Canazei donde poner la guinda a este pastel con una cerveza a los pies de los Dolomiti.

En sentido opuesto la experiencia no es menor, pero se disfruta mucho más el ascenso desde Canazei que el descenso a Arabba.
Tengo muchas más en la recámara, pero también quiero oir ideas

